domingo, 6 de noviembre de 2011

Paso Sandialito, Puente Videla, Arroyo San Antonio. 2º Parte

Monolito que indica el camino a Puente Videla




Puente Videla, Estrella y nuestro R12
Otra vista
Luego de juntar todas las cosas y de un chapuzón final, partimos hacia Puente Videla. Al llegar al monolito de cemento, doblamos hacia la izquierda. Imperceptiblemente el camino se hace levemente más agreste; algo más de piedra suelta, no tantas huellas. En pocos km (unos 5 tal vez) y atravesando unos paisajes hermosos, se llega al puente. Lo conocíamos por fotos, pero al ver el puente en "vivo" produce un efecto un poco intranquilizador. Una estructura de hormigon plana, de unos 20 cm de espesor, apoyada sobre los bordes y 2 pilares de piedra y cemento, sin barandas y de un ancho no muy generoso, El lugar tiene su historia, ya que fue un antiguo paso en el comercio que existía hasta comienzos del siglo XX entre los dos lados de la sierra. Hoy está consolidado por este sólido puente, que no obstante en el momento del paso mismo, da un poco de ...
Fuera de ese detalle, el lugar y el río, tapizado de rocas en este paso, invitan a quedarse un buen rato. El agua cristalina, pasa entre los enormes bloques de granito y nos lleva a imaginarnos el espectáculo que debe ser en este sitio, cuando se produce una de esas crecientes que arrastra todo. Algo emocionante, pero creemos que en ese momento, no debe ser muy alentador estar sobre el puente... jaja. Mejor dejarlo en la imaginación y no intentar la realidad. Una contra del lugar, si se desea parar un rato, es que no se divisa sombra en los alrededores
El puente y el auto... de a uno por favor... (nótese que uno solo va en el auto. Los otros pasaron a pie...)


Río abajo desde el puente



Río arriba

A los pocos metros de salir del puente , se encuentra la 1º tranquera de un total de tres. Es necesario, antes de salir, nombrar un "abre tranqueras", para que nadie se enoje. En este caso Julia fue la encargada de tan creativa tarea (no todas las tranqueras cierran igual). En este momento, el camino se hace más agreste aún y por momentos una franja de pasto se puede encontrar en medio de la huella, lo que habla del poco tránsito de la zona. Todo es muy agreste y los paisajes son uno tras otro, emocionantes. Las trepadas no son gran cosa y se las puede subir tranquilamente en 2º velocidad con un R!2, que para información, tiene solo 63hp.
Julia luchando con la 1º tranquera
Cada tanto, se atraviesan viviendas rurales, y la verdad es que ambos sentimos sana envidia, de poder vivir en semejantes paraísos. El monte se hace más ralo y comienzan a aparecer molles y cocos.
La 3º tranquera estaba rota. Ver el paisaje atrás...!
En síntesis, por este camino se puede ver con mucha aproximación a la sierra grande, tal cual sería hace varias décadas atrás. Toda la región es hermosa y algunos vallecitos son lugares de ensueño. A los 9 kilómetros a patir del Puente, se llaga a la bifurcación hacia Luti o hacia la derecha, que es el amino que tomamos nosotros hacia el antiguo almacén de Yedro, Arroyo San Antonio , Cañada del Tala y luego la 23 hacia Villa Amancay o LaCruz.
Allí nos cruzamos con dos ciclistas, un hombre y una mujer joven, quien se detuvo y nos cedió el paso. El ciclista por el contrario, nos dio una demostración de fortaleza, ya que se mandó un Sprint, espectacular; en pocos segundos nos sacó varias decenas de metros e inmediatamente desapareció de nuestra vista, tal era la velocidad que llevaba. A los pocos minutos le dimos alcance, ya que estaba esperando a su compañera al costado del camino. Paramos y lo felicitamos por tan deportiva demostración.

Se nota el poco tránsito cerca de Puente Videla
Este camino, llamado "el camino grande" por los lugareños, si lo comparamos con el anterior, es casi una autopista. Está perfectamente arreglado, ancho y eso hace que a pesar de los paisajes que siguen siendo igualmente increíbles, le quite un poco de emoción a la cosa. Es como que todo está demasiado facilitado. Néstor cuenta que en sus primeras idas a Luti, más o menos por el año 1975, había tramos realmente intransitables, con unas grandes bochas de granito en medio del camino que había que atravesar rueda por rueda, con el auto detenido, en aquel entonces era un Renault 6 de motor chico. No obstante, el paseo vale la pena y lo disfrutamos a pleno. A los 4 km, se pasa por el almacén de Yedro, llamado ahora "Viejo Almacén" y que da albergue a los visitantes. En esa tradicional curva a 90 grados,  cuenta Néstor que un día de invierno de 1969 con inusual calor, se tomó con ansias, una de las Fanta en botella chiquita de vidrio, más deliciosas que ha saboreado. La subida que había luego del almacén, antes era bastante empinada, pero ahora no se destaca por su dificultad.
Ciclista bajando de Luti


Viejo Almacén
Luego de unos km donde se pasa por una pampita donde se pueden ver unos tabaquillos, una rosácea sudamericana, se llega al acceso a Arroyo San Antonio, pequeño pueblo a orillas del arroyo del mismo nombre. para nosotros es como nuestra casa, ya que hace años que lo visitamos regularmente

Arroyo San Antonio


El arroyo cerca del vado

Una de las casas

El vado sobre el arroyo
A unos dos km de la ruta a Luti se encuentra este pequeño pueblo de unas 20 casas, que casi en su totalidad son acupadas por visitantes temporarios. El arroyo es de muy poco caudal, pero es alimentado por buenas vertientes, ya que casi siempre tiene buena cantidad de agua, a pesar de que la primavera es la etapa del año cuando la mayoría de los cursos de agua de Calamuchita disminuyen su caudal.


Acampamos a pocos metros del vado y allí inmediatamente Julia preparó el mate con las galletas y masas secas de Panadería La Costanera.
Estrella y las flores favoritas de las abejas

¡Qué siesta te mandaste Gordo!!!!  Remera alvesre
Julia y Estrella. Foto dedicada a Marcela Alvarez de Buenos Aires
El arroyo y Estre




Más tarde, Julia y Estrella, hicieron una excursión a la desembocadura del arroyo en el antiguo cauce del río Grande, que se encuentra a menos de un Km del pueblo. Y decimos antiguo, ya que el tramo de río que une los lagos de Cerro Pelado y Arroyo Corto, se encuentra totalmente modificado por efecto de la obra hidráulica; las aguas del río Grande circulan cada tanto por allí, por lo que el panorama no es muy alentador. Mientras tanto Néstor,  con tanto sol de la mañana, el manejo del auto y las pequeños caminatas, estaba más para el museo que otra cosa, por lo que decidió quedarse tirado en el pasto, acción que en pocos segundos se convirtió en profunda siesta tardía, ya que para ese entonces, eran las 17 horas.
Mientras tanto Julia y Estrella emprendieron la exploración del arroyo hacia su desembocadura en el Río Grande. Ahora Julia nos cuenta su experiencia:
"Empezamos la caminata cruzando el vado por la vera izquierda del arroyo cuando tuvimos que superar el primer obstáculo, había un alambrado que iba de orilla a orilla, y nos impedía seguir. Cruzamos a la vera derecha y desde allí pudimos continuar la marcha.
Esto opino de los turistas...
Volvimos a cruzar a la otra orilla porque en todo su recorrido por el
pueblo hay contenciones de agua, para hacer piletas, que los habitantes de las viviendas hacen para cada uno tener la propia. Allí probamos unas deliciosas moras y seguimos viaje junto con Estrella.
Saliendo ya del pueblo nos encontramos nuevamente con otro alambrado y una senda que se mete en un campo; seguimos por la senda hasta que se desvió bastante del cauce.  Retomamos el recorrido, mientras tanto sacaba fotos del paisaje.
Las ganas de saber como era la desembocadura nos llevo a vencer obstáculos algo arriesgados trepándonos a piedras, caminando por cornisas, subiéndonos a árboles, saltando de piedra en piedra por el cauce del arroyo.
Finalmente llegamos: se pueden ver aún vestigios de lo que fuera el Río Grande antes de ser atrapado por los lagos de Cerro Pelado y Arroyo Corto. Ahora todo el cauce se encuentra con vegetación, salvo donde en su época habrá sido el cauce mas profundo, donde aún corren las aguas.
Con algo de nostalgia, emprendimos el regreso, esta vez fijándonos en las pequeñas floraciones serranas, que fotografiábamos tratando de sacar cada detalle, buscando en ellas algún bichito, para de ese modo poder fotografiar algo de fauna.
Ya llegando al pueblo nos encontramos con unos graciosos patos que gentilmente posaron para nosotras.
A lo lejos se lo podía divisar a Néstor escondiendo un bostezo."

Un contraluz del arroyo

Algunas moras, es la época


Cerca de la "desembocadura"




Julia en actitud muy sospechosa
Australopitecus africanus
Una de las casitas
Casa de la Familia Suárez
Cerca de las 18 hs, Julia y Estrella regresaron y a los pocos minutos partimos del lugar para ir directo a casa. A los pocos metros se pasa por el ingreso a Cañada del tala , cuando se pasa por la casa de los Suarez y de allí unos 5 km hasta la ruta 23 (de tierra), que luego de unos 11 km, nos deposita en casa. Allí tuvimos el último incidente del viaje, ya que al ingresar a la ruta (es una curva de menos de 90º y ciega) dos irresponsables con sus respectivos cuatriciclos, estaban "pelotudeando" (es decir haciendo tonterías de niños siendo grandes) con sus peligrosos vehículos, y uno de ellos caso nos choca. Nosotros ibamos a paso de hombre y mirande atentamente, ya que estos individuos y sus "primos" de las motos, se han convertido en una amenaza para quienes deseamos pasear por estos lugares. Sin los requisitos legales para circular (patente, seguridad, póliza de seguro, luces) no respetan en su gran mayoría ninguna regla de tránsito, circulando por centros urbanos a la velocidades excesivas y en grupos de varios vehículos, son una amenaza para la vida humana y la naturaleza. Uniformados con sus tristes trajes de rigor (parece que fuera obligatoria la ropa) deberán ser controlados por alguna autoridad, así como a los automovilistas y motociclistas normales, se nos exige hasta la última lamparita, cosa que está muy bien. Finalmente, pasadas las 18:30 llegamos a casa batante cansados, pero con el espíritu en alto.
Como es ya costumbre, acá van algunas de las mejores fotos de naturaleza de Julia. Para los que preguntaron, usa una nikon L110 y cuando las fotos son de muy cerca, utiliza la función denominada MACRO, que permite enfocar desde 1mm. A veces, está tocando la planta con el objetivo. No es dificil, pero exige mucha paciencia y pulso, ya que por las posiciones raras que debe adoptar el fotógrafo, no es posible usar trípode. Además, el viento atenta contra la calidad de las fotos, ya que el foco se da en unos pocos mm, si la planta se mueve se pierde el foco y sale desenfocada. Para que tengan idea, se tiene más o menos un 20% de éxito, es decir, de 10 fotos, 2 salen correctas, pero como el rollo es gratis y el revelado también...








Hasta Pronto!!!!!

miércoles, 2 de noviembre de 2011

Segundo Viaje: Paso Sandialito, Puente Videla, Arroyo San Antonio

Ante todo, queríamos agradecerle por la gran cantidad de respuestas obtenidas y las muchas entradas que ha tenido nuestro nuevo Blog. También queríamos  decirles, que este nuevo viaje, va  a ser dividido en dos partes, debido a la gran cantidad de fotografías y comentarios que tenemos para postear.

Ver Paso Sandialito en un mapa. 



Fecha: 30 de octubre de 2011
Km Recorridos: 116
Duración: 9 horas
Transporte: Nuestro Renault 12 modelo 92
Integrantes: María Julia (mamá), Estrella (hija) y Néstor (papá)
Equipo: Quesos,fiambres selectos, frutas y agua mineral de Autoservicio La Esquina de Villa Amancay, dos termos con agua caliente, yerba, mate y galletas y pan de Panadería La Costanera de Villa Amancay, conservadora de 14 litros, cocina a gas, cámara Nikon L110, 
Clima: Soleado, primaveral



Acceso a Los Hoteles

Vista de Embalse
Salimos de nuestra casa en Villa Amancay a las 9;30. Nos abastecimos en Autoservicio La Esquina y en la Panadería La Costanera y además nuestro amigo Juan Ravallo, nos prestó una excelente conservadora. 
Central Nuclear... pasemos rápido
Congos flemáticos

¿¡Qué mirás¡?
Tomamos rumbo a la ruta provincial nº5 con la intención de ir hasta Embalse a reabastecernos de nafta y gas y luego tomar rumbo a La Cruz.El primer acontecimiento de relevancia en el viaje, sucedió cuando nos adentrábamos en el camino que une Embalse con La Cruz de unos 9 kilómetros. Vimos a la distancia, que unas manchas negras se movían por el camino. A poco de acercarnos, vimos que se trataba de una decena de Congos, un buitre de gran tamaño que habita las sierras cordobesas, que estaban picoteando un animal muerto en medio de la ruta. Paramos y la mayoría se ahuyentaron, salvo dos que quedaron al alcance de nuestro teleobjetivo. Julia los enfocó y obtuvo unas cuantas tomas, pero lo interesante era ver la majestad de los animales con las alas desplegadas. No tuvimos mejor idea que tratar de asustar a los congos con la triste bocina de nuestro auto. El resultado fue que los congos, por demás flemáticos y seguros, no movieron ni una pluma, es más, parecían esbozar cierta sonrisa burlona...






Al poco tiempo llegamos a La Cruz, que es notable cómo ha cambiado su perfil este pueblo que hace unos 50 años atrás a´n conservaba algunos ranchitos con techo de paja en pleno centro del pueblo. Siguiendo derecho por la entrada se llega a la gran cruz, no sin antes pasar por la esquina de la iglesia local.
Del monumento a la cruz, se toma una cuadra hacia la derecha y allí se empalma con la ruta provincial 23, de asfalto, que nos acompañará durante los próximos 10 km. Cuando se arriba a Cañada de Alvarez, se sigue por la 23 que ahora se vuelve de ripio, unos 500 metros hasta un desvío hacia la derecha, que nos llevará hacia el Paso Sandialito.

Centro de La Cruz
Ruta 23 hacia Cañada de Alvarez





Llegando a Paso Sandialito. Se ve el camino "por allá abajo"
El camino hacia Paso Sandialito (el mismo que lleva hacia Puente Videla) comienza con un paisaje sombrío, fruto de la profusa arboleda que circunda al angosto camino. En general se encuentra en buenas condiciones, aunque es de hacer notar que no está muy pisado. En este tramo, no cruzamos ningún auto ni moto (ni burro, ni llama, ni liebre, nada...)  Hay bastante piedra suelta, algunas pocas de cierto tamaño y las subidas no superan el 10% estimativamente (es decir, subir 100 m en 1km) Lo que significa que con un auto común y cierta pericia en la selección de los cambios, es posible recorrer todo el tramo tranquilamente. Con nuestro R12 se podía subir en 2º velocidad, no obstante en algunas barrancas preferimos colocar 1º y subir a paso de hombre, para ver el paisaje mejor y cuidar el vehículo. Cuando se llega a un monolito de cemento, allí hay que tomar el desvío hacia la izquierda, ya que el otro camino lleva a Puente Videla. Hay partes bellísimas, como cuando se comienza a descender hacia la cuenca del Quillinzo, se llega a un precipicio con una vista hermosa.

Llegamos a Paso Sandialito


Y aquí nos asalta una duda... el lugar es hermoso. No tiene ninguna de las comodidades a las que acostumbramos. En paso Sandialito no hay nada, salvo una estancia- hotel, que estaba cerrada y unas pocas casas. El paraje no figura en casi ningún mapa salvo los muy completos de Calamuchita. Entonce la duda es: ¿Qué derecho moral tiene uno en publicitar un lugar paradisíaco, que de ser promocionado, no resistiría la llegada del turismo "normal". Primero las motos y cuatriciclos, luego personas ávidas por "invertir" y más tarde la contaminación de todo tipo, etc, etc, etc... Entonces... ¿qué hacer? Por eso les decimos: PASO SANDIALITO ES UN LUGAR PARA TODOS AQUELLOS QUE GUARDAN EN SU ESPIRITU UNA CUOTA DE ANIMALIDAD, DE PRIMITIVISMO, PARA AQUELLOS QUE SIENTEN LA COMUNION CON LAS FUERZAS DE NUESTRA TIERRA, QUE NO DESEAN EVANGELIZAR (con todo respeto) QUE NO DESEAN EL PROGRESO, LA SEÑAL DE CELULAR (no hay señal...), ETC, COMO ALGO PRIORITARIO. EN ESTE PARAÍSO, NO HAY SHOPPINGS, PARQUES TEMÁTICOS O NINGUNA DE ESAS COSAS. Si no estás con lo que te decimos, por favor, no vayas. Queremos que nuestros nietos hereden algún lugar poco pisado, sin marketing, con alma...

Una de las pocas casas del lugar 

Entramos por la única calle que vimos y fuimos a parar directamente al río, a un lugar donde hay un derruido paso, imposible de usar. Construido en hormigón sobre un soporte de rieles de tren, la estructura no aguantó y está rota o curvada y a lo sumo se puede pasar caminando. El río en este tramo es majestuoso y arrastra a las orillas gran cantidad de arena, por lo que se pueden usar unas playas al meior estilo mar. Unos 500 metros antes del paso, el río se angosta y pasa entre unas piedras de magnífico tamaño, lo que le da al lugar un aspecto majestuoso. En otra parte, cerca del paso, hay una hermosa parte sin piedras y playita, ideal para los niños de corta edad.
El paso Sandialito y Estrella mirando
Estrella
Nos establecimos en un cómodo lugar, a la sombra de un paraíso, cruzando el río por el paso y unos 100 metros río abajo. El agua, como corresponde a esta época del año y a esa hora, las 11:30, estaba helada, pero eso no hizo mella en la voluntad acuífera de nuestra hija Estrella, que a los pocos minutos de haber llegado, ya estaba sumergida en las cristalinas aguas del Quillinzo. Todos estábamos fascinados con el entorno. Estrella siguió en el agua y Julia fue en una rápida recorrida en busca de flora y en este caso también algo de fauna


El río
Néstor huyendo del agua fria
Mientras tanto Néstor, alternaba el descanso con algo de agua, aunque no muy profundo, por la temperatura del fluido.
Néstor en la lejanía






Una mariposa de Sandialito

Cebollines silvestres


Pasado el medio día nos abocamos a reponer fuerzas. A pesar de que en casa el cocinero oficial es Néstor, en las salidas Julia toma el mando de la cocina y en este caso se mandó unos sandwiches espectaculares, que a pesar de la arena que siempe se cuela en cierto porcentaje, suelen ser inimitables.


 Sacamos más de 600 fotos y por lo tanto resulta dificil la selección

















Finalmente, a las 15:30 partimos de semejante paraíso, rumbo al puente Videla y los otros destinos. La partida fue con cierta nostalgia y la promesa de volver en otro momento no muy lejano...
Como reflexión, vale decir que el lugar se ve muy sano. Los vestigios de la presencia del hombre, llámense, bolsitas, botellas, pañales, plantas exóticas, son mucho menores que en otros lados. El monte se ve sano, salvo por un impetuoso avance de las acacias negras, que se divisan por su diferente tonalidad de verde, aunque su abundancia no es como en otros parajes. Y además no vimos olmos, que junto con la acacia, son las especies más invasivas. Ojalá esta situación se prolongue en el tiempo de modo de poder ver el verdadero monte cordobés, tan hermoso con todos sus colores y aromas.


Como regalo les dejamos alguna de las mejores fotos de flora de Julia.
En la próxima entrada les contamos cómo fue el resto del viaje...