miércoles, 2 de noviembre de 2011

Segundo Viaje: Paso Sandialito, Puente Videla, Arroyo San Antonio

Ante todo, queríamos agradecerle por la gran cantidad de respuestas obtenidas y las muchas entradas que ha tenido nuestro nuevo Blog. También queríamos  decirles, que este nuevo viaje, va  a ser dividido en dos partes, debido a la gran cantidad de fotografías y comentarios que tenemos para postear.

Ver Paso Sandialito en un mapa. 



Fecha: 30 de octubre de 2011
Km Recorridos: 116
Duración: 9 horas
Transporte: Nuestro Renault 12 modelo 92
Integrantes: María Julia (mamá), Estrella (hija) y Néstor (papá)
Equipo: Quesos,fiambres selectos, frutas y agua mineral de Autoservicio La Esquina de Villa Amancay, dos termos con agua caliente, yerba, mate y galletas y pan de Panadería La Costanera de Villa Amancay, conservadora de 14 litros, cocina a gas, cámara Nikon L110, 
Clima: Soleado, primaveral



Acceso a Los Hoteles

Vista de Embalse
Salimos de nuestra casa en Villa Amancay a las 9;30. Nos abastecimos en Autoservicio La Esquina y en la Panadería La Costanera y además nuestro amigo Juan Ravallo, nos prestó una excelente conservadora. 
Central Nuclear... pasemos rápido
Congos flemáticos

¿¡Qué mirás¡?
Tomamos rumbo a la ruta provincial nº5 con la intención de ir hasta Embalse a reabastecernos de nafta y gas y luego tomar rumbo a La Cruz.El primer acontecimiento de relevancia en el viaje, sucedió cuando nos adentrábamos en el camino que une Embalse con La Cruz de unos 9 kilómetros. Vimos a la distancia, que unas manchas negras se movían por el camino. A poco de acercarnos, vimos que se trataba de una decena de Congos, un buitre de gran tamaño que habita las sierras cordobesas, que estaban picoteando un animal muerto en medio de la ruta. Paramos y la mayoría se ahuyentaron, salvo dos que quedaron al alcance de nuestro teleobjetivo. Julia los enfocó y obtuvo unas cuantas tomas, pero lo interesante era ver la majestad de los animales con las alas desplegadas. No tuvimos mejor idea que tratar de asustar a los congos con la triste bocina de nuestro auto. El resultado fue que los congos, por demás flemáticos y seguros, no movieron ni una pluma, es más, parecían esbozar cierta sonrisa burlona...






Al poco tiempo llegamos a La Cruz, que es notable cómo ha cambiado su perfil este pueblo que hace unos 50 años atrás a´n conservaba algunos ranchitos con techo de paja en pleno centro del pueblo. Siguiendo derecho por la entrada se llega a la gran cruz, no sin antes pasar por la esquina de la iglesia local.
Del monumento a la cruz, se toma una cuadra hacia la derecha y allí se empalma con la ruta provincial 23, de asfalto, que nos acompañará durante los próximos 10 km. Cuando se arriba a Cañada de Alvarez, se sigue por la 23 que ahora se vuelve de ripio, unos 500 metros hasta un desvío hacia la derecha, que nos llevará hacia el Paso Sandialito.

Centro de La Cruz
Ruta 23 hacia Cañada de Alvarez





Llegando a Paso Sandialito. Se ve el camino "por allá abajo"
El camino hacia Paso Sandialito (el mismo que lleva hacia Puente Videla) comienza con un paisaje sombrío, fruto de la profusa arboleda que circunda al angosto camino. En general se encuentra en buenas condiciones, aunque es de hacer notar que no está muy pisado. En este tramo, no cruzamos ningún auto ni moto (ni burro, ni llama, ni liebre, nada...)  Hay bastante piedra suelta, algunas pocas de cierto tamaño y las subidas no superan el 10% estimativamente (es decir, subir 100 m en 1km) Lo que significa que con un auto común y cierta pericia en la selección de los cambios, es posible recorrer todo el tramo tranquilamente. Con nuestro R12 se podía subir en 2º velocidad, no obstante en algunas barrancas preferimos colocar 1º y subir a paso de hombre, para ver el paisaje mejor y cuidar el vehículo. Cuando se llega a un monolito de cemento, allí hay que tomar el desvío hacia la izquierda, ya que el otro camino lleva a Puente Videla. Hay partes bellísimas, como cuando se comienza a descender hacia la cuenca del Quillinzo, se llega a un precipicio con una vista hermosa.

Llegamos a Paso Sandialito


Y aquí nos asalta una duda... el lugar es hermoso. No tiene ninguna de las comodidades a las que acostumbramos. En paso Sandialito no hay nada, salvo una estancia- hotel, que estaba cerrada y unas pocas casas. El paraje no figura en casi ningún mapa salvo los muy completos de Calamuchita. Entonce la duda es: ¿Qué derecho moral tiene uno en publicitar un lugar paradisíaco, que de ser promocionado, no resistiría la llegada del turismo "normal". Primero las motos y cuatriciclos, luego personas ávidas por "invertir" y más tarde la contaminación de todo tipo, etc, etc, etc... Entonces... ¿qué hacer? Por eso les decimos: PASO SANDIALITO ES UN LUGAR PARA TODOS AQUELLOS QUE GUARDAN EN SU ESPIRITU UNA CUOTA DE ANIMALIDAD, DE PRIMITIVISMO, PARA AQUELLOS QUE SIENTEN LA COMUNION CON LAS FUERZAS DE NUESTRA TIERRA, QUE NO DESEAN EVANGELIZAR (con todo respeto) QUE NO DESEAN EL PROGRESO, LA SEÑAL DE CELULAR (no hay señal...), ETC, COMO ALGO PRIORITARIO. EN ESTE PARAÍSO, NO HAY SHOPPINGS, PARQUES TEMÁTICOS O NINGUNA DE ESAS COSAS. Si no estás con lo que te decimos, por favor, no vayas. Queremos que nuestros nietos hereden algún lugar poco pisado, sin marketing, con alma...

Una de las pocas casas del lugar 

Entramos por la única calle que vimos y fuimos a parar directamente al río, a un lugar donde hay un derruido paso, imposible de usar. Construido en hormigón sobre un soporte de rieles de tren, la estructura no aguantó y está rota o curvada y a lo sumo se puede pasar caminando. El río en este tramo es majestuoso y arrastra a las orillas gran cantidad de arena, por lo que se pueden usar unas playas al meior estilo mar. Unos 500 metros antes del paso, el río se angosta y pasa entre unas piedras de magnífico tamaño, lo que le da al lugar un aspecto majestuoso. En otra parte, cerca del paso, hay una hermosa parte sin piedras y playita, ideal para los niños de corta edad.
El paso Sandialito y Estrella mirando
Estrella
Nos establecimos en un cómodo lugar, a la sombra de un paraíso, cruzando el río por el paso y unos 100 metros río abajo. El agua, como corresponde a esta época del año y a esa hora, las 11:30, estaba helada, pero eso no hizo mella en la voluntad acuífera de nuestra hija Estrella, que a los pocos minutos de haber llegado, ya estaba sumergida en las cristalinas aguas del Quillinzo. Todos estábamos fascinados con el entorno. Estrella siguió en el agua y Julia fue en una rápida recorrida en busca de flora y en este caso también algo de fauna


El río
Néstor huyendo del agua fria
Mientras tanto Néstor, alternaba el descanso con algo de agua, aunque no muy profundo, por la temperatura del fluido.
Néstor en la lejanía






Una mariposa de Sandialito

Cebollines silvestres


Pasado el medio día nos abocamos a reponer fuerzas. A pesar de que en casa el cocinero oficial es Néstor, en las salidas Julia toma el mando de la cocina y en este caso se mandó unos sandwiches espectaculares, que a pesar de la arena que siempe se cuela en cierto porcentaje, suelen ser inimitables.


 Sacamos más de 600 fotos y por lo tanto resulta dificil la selección

















Finalmente, a las 15:30 partimos de semejante paraíso, rumbo al puente Videla y los otros destinos. La partida fue con cierta nostalgia y la promesa de volver en otro momento no muy lejano...
Como reflexión, vale decir que el lugar se ve muy sano. Los vestigios de la presencia del hombre, llámense, bolsitas, botellas, pañales, plantas exóticas, son mucho menores que en otros lados. El monte se ve sano, salvo por un impetuoso avance de las acacias negras, que se divisan por su diferente tonalidad de verde, aunque su abundancia no es como en otros parajes. Y además no vimos olmos, que junto con la acacia, son las especies más invasivas. Ojalá esta situación se prolongue en el tiempo de modo de poder ver el verdadero monte cordobés, tan hermoso con todos sus colores y aromas.


Como regalo les dejamos alguna de las mejores fotos de flora de Julia.
En la próxima entrada les contamos cómo fue el resto del viaje...
















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