martes, 8 de enero de 2013

Cuatro días en San Luis y uno de yapa en Córdoba


Fecha:25 de diciembre de 2012
Km Recorridos: 832 km
Duración: 5 días
Transporte: Nuestro Renault 12 modelo 92,
Integrantes: María Julia y Néstor
Equipo: Carpa, bolsa de dormir, colchón inflable, banquetas de playa, banquitos plásticos  cocina a gas, cartuchos de gas, heladera, iluminación LED, cámara Nikon p510, alimentos de todo tipo, 
Clima:Soleado los cinco días con algunas noches muy frías.

Primer día
Luego de mucho pensar y recabar datos por internet, decidimos encarar nuestras vacaciones  visitando las sierras de San Luis, no muy conocidas por el gran turismo clásico, pero de una belleza idescriptible. En algo parecidas a nuestras sierras grandes cordobesas, pero con características y personalidad propias. Nuestra premisa era tratar de encontrar, dentro de un terreno nada conocido por nosotros, caminos alternativos, lugares poco pisados, como siempre es nuestra intención. Nuestro estado físico previo no era el mejor, debido a gran cantidad de actividades y muchísimo trabajo que se nos acumuló en los últimos meses del año. Pero Los Exploradores, decidimos aprovechar al máximo nuestro breve "descanso". En los días previos decidimos aprovisionarnos de variados alimentos no perecederos, medida acertada cuando luego vimos los pocos comercios y no muy variados que hay en los diferentes pueblos de la geografía puntana. Para eso aprovechamos las surtidas góndolas del autoservicio "La Esquina" de Villa Amancay de nuestros amigos Carina y Juan, donde hasta se puede encontrar latas de leche condensada, que aprovechamos para hacer en casa un exquisito dulce de leche de insuperable calidad, algo raro ahora, pero común en neustra infancia. La receta: Muy sencillo. Se coloca a hervir la lata en una ollita durante 1 hora y media a 2, luego se apaga el fuego y se deja enfriar. Se abre la lata y ¡Voila!!!!.


Saliendo de Villa Amancay

Salimos algo después de las 6 de la mañana del día 25. Cerca de las 7, luego de llenar los depósitos de combustible, ya nos econtrábamos en el camino de tierra, que finalmente lleva hacia el límite con San Luis y termina en Merlo, pasando por el pueblo Luti, más o menos a mitad de camino. El camino, netamente de montaña, se encontraba algo más deteriorado que otras veces, debido a la profusión de lluvias primaverales, que genero algunas cortadas y bajadas/subidas algo rotas, pero nada que resultara dificultoso.


Rumbo a Merlo

Hermosa pradera

Casita de piedra
Hcicmos varias paradas, para desayunar, ver paisajes, sacar fotos, recolectar piedras, etc. El paisaje, a pesar de lo conocido, nos sigue causando fascinación, nos resulta salvajemente hermoso.



ejem...

Espectacular

Exploradora y Renol



Ovejas sobre el camino


La mula (a la izquierda)  y Néstor



Ya llegado al filo, nos encontramos con la sorpresa que el lugar que tiene la mejor vista ha sido cercado y cobran entrada, solo por asomarse al vacío. En fin...
Nosotros fuimos algo más abajo y obtuvimos la foto que se ve a continuación, para lo cual "arriesgamos la vida" (jaja) ya que el viento era de unos 60 km/h y acercarse al borde no resultaba placentero. Néstor logré atajar el gorro en el aire, cuando se iba derecho al vacío. Julia dijo: "Chauuuuu... me voyyyyy" y se refugió en el auto. Néstor con más "masa" para que el viento no rompa la "inercia", se arriesgó a tomar la instantánea, en reconocimiento a nuestros esforzados lectores.

Foto heróica

Julia en traslasierra

Uno de los pocos ríos con agua
Justamente, una de las cosas más notorias, es la desigual cantidad de agua que se puede ver en la vertiente oriental y occidental. Del oriente (del este), conocemos muy bien, por vivir allí, la gran cantidad de ríos, arroyos y vertientes que fluyen lentamente hacia la llanura pampeana. Por el contrario, del lado occidental, hay muchos cursos de agua, pero casi todos totalmente secos. Gran cantidad de rocas de gran tamaño sobre el lecho, pero secos. Luego en la Sierra de San Luis, observaríamos el mismo fenómeno. Los ríos más caudalosos bajan de esta sierra hacia el este.

Una vez en Merlo, tomamos la ruta provincial 1 hacia el sur. Nuestro destino era Papagayos, pequeño pueblo sobre la ruta y al pie de la sierra, que parecía muy prometedor para pasar un día allí. Luego de cargar combustible partimos hacia allí. Quisimos ir al salto de San Ignacio, que está marcado en la ruta, pero a poco de andar por el desvío asfaltado, hay una barrera donde cobran la estadía, además había filas de autos para ingresar, por lo que decidimos pegar la vuelta. Demasiada gente.
Llegamos a Papagayos y nos dimos con la novedad que el río no tenía una gota de agua. Hacía mucho calor, por lo que decidimos continuar.Seguimos hasta Villa de Carmen donde no había río, pero si un prolijo Camping donde poder parar un rato. A la sombra de los árboles la temperatura descendía mucho y con el fuerte viento se hacía incómoda la temperatura. YA llevábamos unas 6 horas de viaje y cierto cansancio se hacía notar, por lo que decidimos parar y Néstor se ofreció a hacer la comida: Sopa con papas fritas. En un rato estuvo listo el almuerzo de campo. Simple pero reconfortante.


¡Qué ricas!!!!!

La plaza de V del Carmen

Julia en el camping (nótese el pasto muy seco)
Luego de almorzar, Julia recontra asegura que Néstor se "torró" una siesta monumental (después de todo las vacaciones son para descansar) A las 4 partimos a nuevos rumbos. Doblamos a la derecha, por la ruta provincial 22 rumbo a NAschel distante unos 31 km. En un rato estuvimos allí. Un pueblo chico y antiguo, muy prolijo como la mayoría de los pequeños pueblos puntanos. Julia vio en la guía Firestone 2013, que a pocos km había un laguito llamado Embalse San Felipe; el tiempo pasaba y era necesario ir definiendo donde acamparíamos. Llegamos al embalse de no mucha extensión con orillas planas, similares a las del Embalse de Río Tercero. Encontramos unos árboles frondosos y no lo pensamos mucho más: ese era nuestro lugar en el mundo, al menos hasta la mañana sigueinte.


Iglesia de Naschel

Exploradora en la orilla del lago San Felipe

El lugar elegido
INterior de la carpa

El lago y las sierras de San Luis muy al fondo

Garza blanca ardea albus, a contraluz

Ganado a la orilla del lago
A pesar de ser una jornada feriada, no se ve{ia mucha gente alrededor del espejo de agua. Pocos ruidos y pocos autos pasando por la ruta cercana. En general se ven pocos autos por las rutas de San Luis y además se nota un parque automotor más envejecido que el cordobés.


Diversas aves 

Otra garza
Julia estudiando la guía Firestone
Una CArpa
Más aves sobre el lago

El tridente de Poseidón
Era imposible meterse a las aguas, dada la gran cantidad de barro que existe en las orillas. En general la fauna emplumada que se ve es la misma de los lagos cordobeses. Se reconocían garzas blancas y bueyeras, teros, patos, gaviotas de río y muchas palomas. No vimos gallaretas ni biguas.


Atardecer en el San Felipe


Julia cocinando



La luz se fue extinguiendo lentamente y los pocos turistas que quedaban se marcharon a la calidez de sus hogares. Los ruidos fueron mutando a medida que la noche se hacía presente. Los grillos fueron ocupando el lugar de las chicharras y los ladridos de los solitarios zorros se hacían sentir de fondo. Nosotros extasiados contemplando la lenta despedida de un día que había sido  de dicha y felicidad. En esta circunstancia nuestra, nos había tocado representar este papel y lo aprovechábamos intensamente.








El Imperio de la luna con la ayuda de Júpiter, finalmente se impuso en un efímero reinado...


Julia se ofreció para ser la cocinera, gran gesto, si se tiene en cuenta que ella nunca cocina en su casa. Cocinó un guiso de papas clásico. Mientras tanto la temperatura iba bajando a medida que la noche se hacía más intensa. Julia recurrió a todo su vestuario más "pesado" y Néstor se tuvo que conformar con una delgada campera rompevientos.

A los pocos minutos el guiso estaba listo. Algo curioso es que las comidas que se hacen en los campamentos siempre son más sabrosas que cuando se las hace en casa con todos los condimentos y la tecnología disponible. Nos mandamos más de un plato, ya que el cansancio era grande  y el frío aún más. La sobremesa dio lugar a un café y una interesante charla, mientras ya se podía sentir a los zorros rondando el campamento en busca de algún "rezago". Finalmente, nos venció el cansancio y cerca de las 12 de la noche apagamos las luces. Habíamos vivido un intenso día. La noche fue brava, ya que pasamos mucho frío. A los pocos minutos andaban los zorros rondando la carpa, lo que inquieta algo, ya que se escuchan ruidos de pisadas y al principio no se sabe bien de quién son. Pero en poco tiempo nos dormimos. El luminoso día, había llegado a su fin...


A continuación, algunas de las fotos de naturaleza tomadas por Julia:



















Un Jote cabeza Roja  cathartes aurea, es migratorio llamado Zopilote en México









Detalle del Jote cabeza roja, primero que fotografiamos.


1 comentario:

  1. Como ya me tienen acostumbrados...excelente relato y fotos de vuestro paseo!!! Felicitaciones!

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