Volvemos con nuestro último viaje que fue una especie de mini descanso, todo muy variado y emocionante. En total, obtuvimos unas 1600 fotografías y una decena de videos. Ante tantas cosas y tanto material, dividiremos la historia en 3 partes que iremos presentando en la mendida que nuestros tiempos nos lo permitan
Fecha: 26 al 29 de Diciembre de 2011
Km Recorridos: 283 en auto: 6,5 a pie.
Duración: 4 días
Transporte: Nuestro Renault 12 modelo 92
Integrantes: María Julia y Néstor
Equipo:
Quesos,frutas, verduras y agua mineral de Autoservicio La
Esquina de Villa Amancay, termo, yerba, mate;
galletas de Panadería La Costanera de Villa Amancay, conservadora
de 14 litros, cocina a gas, cartuchos de gas, enseres de cocina, carpa iglu de 4 personas, colchón inflable, 2 faroles a led, pilas de repuesto, bolsa de dormir, almohadones, elementos de aseo personal, pala de campamento, herramientas varias, cámara Nikon L110,
Clima: 1º día soleado caluroso, 2º: nublado, soleado caluroso, 3º día: parcialmente nublado, 4º día: Amenaza de lluvia con lluvia fuerte por la mañana.
Ante todo, al decidir el viaje, fuimos elaborando a lo largo de los días previos, una lista de las necesidades separadas por rubros. Nuestros amigos Juan y Carina, nos prestaron una excelente conservadora, que tres días después, aún conservaba algo de hielo y Pablo y Luz un disco de arado para cocinar, que finalmente no usamos, dada la peligrosidad de prender fuego con el clima seco. La noche anterior a la partida, cargamos todo en el auto y a las 6:30 partimos hacia Santa Rosa de Calamuchita a dejar a nuestra hija Lucía que volvía a su casa y a las 7:00 partimos hacia Embalse a llenar los tanques de nafta y gas, previsión que luego nos resultaría de suma utilidad, ya que durante nuestra corta estadía en Merlo (San Luis) no había naftas y el gas carecía de la presión suficiente para llenar el tanque.
Un párrafo especial para nuestro querido y viejito autito, el Renault 12, el RENOL como le decimos cariñosamente,que demostró en los paisajes serranos que es una fiera indomable. Sorteó todos los desafíos que le propusimos y no hubo que tocarle un tornillo. En síntesis, un auto extraordinario para estos menesteres.
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El RENOL en su ambiente favorito a 1200 msnm |
Luego de Embalse, tomamos para La Cruz y de allí por la ruta 23 hacia Río de los Sauces. Al terminar el tramo de asfalto, luego de 500 metros por la tierra, desviamos hacia la derecha y luego de otros 500 metros, volvimos a desviar hacia la derecha por una huella, que corre recta durante unos 6 km en dirección al río QUillinzo. El lugar se llama Cañada de Alvarez, antiguamente un punto importante del valle y hoy escasamente poblado. Al llegar a las cercanías del río, el camino se vuelve muy accidentado, casi "off road" como dicen ahora, es decir, lleno de pozos y piedras sueltas y dificil de transitar. Eso nos entiusiasmó, pero la alegría duró poco, ya que al llegar al río, las bajadas se encontraban con tranqueras y carteles de propiedad privada.
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La huella en Cañada de Alvarez |
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Investigando una bajada |
La intención previa, era acampar en algún punto de río, pero el único lugar bueno y al que se podía acceder, estaba ocupado, por lo que decidimos cambiar de planes y seguir nuestro derrotero.
Vovimos a la ruta 23, ahora de tierra, y seguimos por ella por un recorrido conocido que ya les hemos contado. Pasamos el desvío a Puente Videla, el siguiente a Cañada del Sauce y unos 3500 metros después, se encuentra otro desvío a la derecha que está muy marcado, ya que va hacia una mina de fluorita. Tomamos por este y a los pocos metros se puede ver un gran galpón y más allá un enorme piletón lleno de "no se qué" que resulta poco agradable.
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Desde el auto |
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Néstor en Cañada de Cuello |
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Julia en el mismo lugar |
El camino al comienzo es algo recto y de a poco comienza a enredarse. Hay unos 23 km hasta el puente que cruza el río Quillinzo. Antes de llegar al paraje Cañada de Cuello (no está señalado) se pasa por unos desniveles muy impresionantes. Nos encontramos con una señora que iba en su caballo, con quien mantuvimos una intersante charla sobre los aspectos de la vida en el lugar.
Es de hacer notar, que en unos pocos km, el clima relativamente húmedo y con monte abundante de la zona que habitamos, da lugar a un monte escaso o nulo (ver la foto de arriba) más sequedad y un aire riquísimo, fresco, con otro "blend" y unos grados menos de temperatura, detalle que resulta muy confortable. En cuanto al camino, se encuentra en buenas condiciones y hay algunas subidas que no requieren demasiada pericia para encararlas. Nosotros las subimos en 2º y a muy poca velocidad. No fue necesario embalar el auto en ningún tramo, ni hay demasada piedra suelta. La circulación de móviles es escasísima y en este tramo no cruzamos a nadie, salvo la señora de a caballo. No obstante se ven varias huellas marcadas en la calzada.
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Hermoso paisaje de una chacra |
Más o menos a los 19 km del desvío, se comienza a ver al Quillinzo, que por un tramo circula cerca del camino. Luego desaparece y en el km 23 se llega al puente que permite sortear al río y seguir hacia el camino que lleva hacia el oeste a Merlo y hacia el este a Luti.
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Julia disfrutando |
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Qué raro soy... |
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Primeras vistas del Quillinzo |
Nosotros decidimos detenernos en el puente y ver si había un lugar apto para acampar. Eran cerca de las 11 de la mañana y la temperatura bastante alta. Uno de los inconvenientes de acampar por estos lugares, es la falta de arboleda, ya que el monte desaparece y quedan algunos molles, cocos o tabaquillos que crecen con escasísima densidad y rara vez cerca de los ríos.
Al cruzar el puente, encontramos un eucalipto bastante grande junto a un pequeño pino y una gran mole de gneiss, una especie de granito. El conjuto era completado por una pirca, es decir, cerco levantado en todo el centro y norte del país, apilando piedras hasta una altura de unos 70 cm.
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Lugar para acampar |
Decidimos que era el lugar ideal, además del único, que servía para colocar la carpa y todas las cosas. La sombra era casi constante a lo largo del día y con la piedra de uno de los costados se mantenía cierta privacidad.
INmediatamente armamos las cosas. Nos encontramos con la novedad que uno de los parantes de la carpa, de fibra de vidrio, se había roto, por lo que sin pensarlo demasiado, la antena del renol, nos sirvió como refuerzo del parante herido. Néstor, alicate en mano, la cortó y nuestra carpita quedó bastante derechita
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El campamento terminado de armar |
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Zarzamoras a pocos metros de la carpa |
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En primer plano las zarzamoras. Atrás el autito sobre el puente |
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Cartel de la provincia advirtiendo a pescadores furtivos. |
A los pocos minutos de haber terminado con las labores de organización, Julia perparó un rico mate con unas facturas gentileza de la Panadería La Costanera. Luego de reponer energías, nos dedicamos a recorrer parte de los alrededores. La temperatura era bastante alta y no invitaba a caminar a esas horas. No obstante pudimos ver hermosos paisajes sobre el río y algunas truchas de mediano tamaño recorriendo los pozos más profundos. Regresamos al campamento y al rato se hizo presente el guardapesca de la zona, Don Yedro, que muy cortesmente indagó sobre nuestras intenciones. Le comunicamos que no eramos pescadores, y que somos vegetarianos y conservacionistas. Además le dijimos que no encenderíamos fuego. Luego hablamos un rato sobre los conocidos comunes y Don Yedro se retiró para seguir con sus obligaciones de preservar el patrimonio natural y turístico de la región.
Pasado un tiempo, Julia se abocó a preparar un revuelto de huevo con arvejas, queso y alguna otra cosita.
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Nuestra cocinita |
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Julia vadeando el Quillinzo |
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Peligrosa caida de Néstor |
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Cosechando Zarzamoras |
Luego de almorzar el exquisito plato, nos dedicamos a dormir una breve siesta bajo la sombra del eucalipto. Fueron unos pocos minutos que sirvieron para reponer energías. Luego Julia se dedicó a estudiar algo de sociología y a las 16 horas partimos hacia una de las piletas naturales del río con las sillitas y el kit de mate a tempo.
La temperatura era alta , pero no sofocante. El agua estaba ideal y en pocos minutos, los dos estuvimos metidos hasta el cuello. Esa situación duró gran parte de la tarde. Néstor nadó algo, ya que la pileta, si bien no era profunda, resultaba bastante extensa.
En ese lapso fue que aparecieron los únicos humanos que vimos en toda la tarde: Tres motociclistas que se refrescaron por un rato bajo el puente y luego siguieron su camino. Además Julia se encargó de observar las costumbres reproductivas de las libélulas, hecho que documentó profusamente.
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La vida es bella... |
Cuando el sol comenzó a declinar, regresamos al campamento y dedicamos el resto de luz que quedaba a explorar las inmediaciones.
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Cara de cansada |
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Nubes sobre la sierra |
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El campamento de lejos |
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Julia y una llamativa bandera argentina en medio de la nada... |
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La bandera... |
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Ültimos rayos del día |
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Arroyo de Las Puchicanas |
El lugar es espectacular!!!! Las cañadas, valles, colores, etc, son de una belleza sorprendente. Al cruzar el Quillinzo comienza una zona denominada "Valle de las Puchicanas"; Puchicanas se refiere a una forma antigua de hilar: "hilar con Puchiacanas" La palabra parece ser antigua y de origen quichua, se la usa en todo el noroeste argentino, incluso en la actualidad se sigue hilando con puchicanas. El toponímico nos habla, obviamente de una actividad que se realizaría con importancia en ese lugar, de allí el nombre del valle. Sabemos, por testimonios documentados del siglo XIX, que en la zona las mujeres se dedicaban casi en su totalidad a las labores del telar, por lo que no nos llama la atención el nombre que lleva este hermoso paraje.
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El OVNI led en acción. |
La noche finalmente llegó y con ella la concentración alrededor del campamento. Ya para ese momento se comenzaron a escuchar los ladridos de los zorros y los cantos de ranas y grillos. Ante las primeras sombras, encendimos las luces. Llevábamos a modo de prueba, dos aparatos en forma de círculo de unos 20 cm de diámetro, con 36 LED´s, que con 4 pilas AA deberían durar unas cuantas horas. Resultaron un acierto y muy económicos, ya que uno solo servía para alumbrar todo el campamento.
Julia decidió cocinar ella,cosa que en casa jamás hace, ya que Néstor se había lastimado el dedo en la segunda caída del día
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Dedo de Néstor maltrecho |
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Decidió hacer un guiso de carpa o carpero, es decir, un guiso con todos los componentes que se tienen a mano. En este caso fue con cebolla, pimiento, papa, zapallo, arvejas, tomates, fideos y no recuerdo si algo más. El clima en el campamento era el mejor, Los dos estábamos a full, muy entusiasmado y viviendo algo que habíanos esperado con ansias. Mirar el campamento desde cierta distancia, resultaba realemente emocionante.
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Los límites de la humanidad |
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Cocinando... |
La sobremesa se extendió con una interesante y distendida charla. La situación daba para tallar alto y los dos nos esforzamos con razón e intuición en la búsqueda de la verdad, de los secretos del Universo. Finalmente nos ganó el sueño y pasadas las once, decidimos meternos en la carpa. Mientras tanto, los ladridos de zorros eran muy frecuentes y cada vez más cercanos. Julia decidió ofrendarle a nuestros "vecinos cánidos" los restos de la comida. A poco de apagar las luces, se comenzaron a sentir pasos en el yuyal y la prueba de la visita de nuestros amigos, está en que del guiso no quedó ni rastros. Por allí andarán unos zorros esperando neustro regreso...
Como anécdota final, cabe consignar que nuestro contacto con el duro suelo iba a ser mitigado por un excelente colchón inflable de dos plazas. En un principio el colchón resultaba más confortable incluso que el de uso diario. No tardamos demasiado en dormirnos, pero al despertar a eso de las cinco de la madrugada, el colchón estaba totalmente desinflado y nuestros cuerpos a merced de piedras, piedritas y... la pico de loro que había quedado por accidente debajo del piso... Revisado el colchón a nuestro regreso, se encuentra en perfectas condiciones... por lo que algún duende Quillincero debe haber aflojado la válvula...
Acá terminamos con el relato del 1º día. Como siempre, van algunas de las fotos de flora y fauna obtenidas por Julia. Repetimos, ante las preguntas, que la mayoría son obtenidas con la función macro, que en este caso permite enfocar desde 1mm de distancia. Asesorando a amigos, hemos visto que algunas de las mini cámaras, tienen esa función y permiten hacer ese trabajo. A probar!!!!!:
En los próximos días la 2º entrega: Desde el Quillinzo hasta Los Vallecitos. Los esperamos
Julia y Néstor:
ResponderEliminarQué suerte haber encontrado vuestro blog! No sabría que adjetivo utilizar, por lo pronto lo calificaría con un cordobés básico... ¨ESTÁ BUENAZO¨!
Los relatos son muy agradables además de informativos y las fotos tienen una composición espectacular.
Los felicito sinceramente y los animo a continuar publicando éstas hermosas historias.
Fernando Bernal
PD: me sentiría muy reconfortado si se dieran una vueltita por mi blog:
http://www.ferbernal.blogspot.com/